Estuvo en el programa de Camiroaga y lo que vi fue a una mujer en un camino lento pero seguro hacia el síndrome Michael Jackson (quizás me encuentren exagerada, pero: nariz, boca, brazos, implantes varios, liposucciones varias mas…), que explicó con una sinceridad que interrumpió mi cena (porque yo no necesitaba saber que la grasa que le sacaron de la guata se la puso en el poto, que las tetas viejas estaban caídas y que se tuvo que poner más para rellenar la piel para que se lograra ver estiradita o que una lipo anterior le quedó mala y le tuvieron que meter una cánula por no se dónde).
De todas formas seguí viendo el programa (por morbosa, por curiosa, por chula y por incrédula). La señorita/señora tiraba tallas, algunas fomes, algunas ordinarias, casi todas ordinarias y fomes. Felipe tenía que repetir 2 veces algunas preguntas, o simplemente simplificarlas simplemente porque se le va la onda, se rie sola y se enreda en las respuestas.
Finalmente, muy confiada/desesperada por su regreso a las cámaras, dejó esta frase para el bronce refiriéndose a sus posibles nuevas contrataciones: “este par de pechugas cuestan plata”, dijo algo orgullosa.